Eduardo Úrculo

Vizcaya, 1938 - 2003

Nació en Vizcaya en 1938 y a los tres años de edad se trasladó a vivir con su familia a Sama de Langreo, Asturias. Durante cuatro años estudió en el Instituto de Enseñanza Media, pero abandonó sus estudios para comenzar a trabajar como ayudante de topografía en una empresa minera.

Tras pasar por una enfermedad pulmonar y una hepatitis, que lo mantuvieron encamado durante un año, comenzó a pintar sin contar con una formación artística previa. En 1957 realizó tiras ilustradas para la publicación La Nueva España de Oviedo y ese mismo año recibió una beca del Ayuntamiento de Langreo que le permitió estudiar en la Escuela Nacional de Artes Gráficas de Madrid. Asistía a las clases en horario nocturno, y durante el día acudía a las clases del Círculo de Bellas Artes. En la capital conoció a José García Ortega y a Palacios Tardez, quienes fundan, posteriormente, Estampa Popular. En las obras de esta etapa pintaba su entorno (suburbios, obreros y motivos de fábricas) como un acto de denuncia.

En 1959 se marchó a París y fue estudiante en la Academie Grande Chaumière. Fue llamado a realizar el servicio militar en 1960, y por ello viajó al Sahara Occidental y a Tenerife, donde conoció a Eduardo Westerdahl, que le influyó en la realización de una serie de pinturas abstractas. En 1961 regresó durante unos meses a París, donde trabajó como diseñador gráfico para el Estudio Moro. A su vuelta, se instaló por un tiempo en Madrid y, posteriormente, en Ibiza. Allí realizó ilustraciones de cuentos para la revista Triunfo, así como escenografías para el teatro.

En 1967 tuvo su primer contacto con el pop americano tras un viaje por Alemania, Dinamarca y Suecia, ya que acude a una exposición antológica del pop americano en Estocolmo. Este estilo lo impresionó tanto que su pintura sufrió un cambio radical: realiza obras dentro del pop realista basado en un colorido muy vivo. En 1968 se trasladó de nuevo a Madrid, donde durante la década de los setenta trató temas eróticos, satíricos y críticos. Su última obra se centra en el tema del viajero enfrentado con las grandes ciudades, una variante irónica de la figura del viajero romántico sobrecogido por los paisajes naturales.

La escultura en bronce, que desarrolla desde 1984, fue determinante en la trayectoria de sus últimos años. Uno de los ejemplos más conocidos es la obra que le encargó RENFE en 1991 para la estación madrileña de Atocha, una pieza en bronce que representa el equipaje del viajero.

Tras exponer en múltiples salas, tanto nacionales como internacionales, y siendo un pintor de reconocido prestigio, muere inesperadamente en Madrid a los 65 años de edad tras sufrir un infarto mientras asistía a un acto en la Residencia de Estudiantes.